Lo que practicamos

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DEFINICIÓN DE VALORES. LO QUE PRACTICAMOS

Las creencias no son nada, a menos que sean transformadas en acciones. Basados en lo que la Biblia enseña, definimos los valores o criterios de juicio, orientación y dirección que usamos para conducir nuestras vidas en todas las áreas.

El valor autentico nos habla del bien, de perfección, de dignidad. Es como un ideal, un proyecto, un camino de autentica felicidad.

Cristo nos ayuda a encontrar en esta vida moderna, resortes para vivir con autenticidad y originalidad propias. El cristianismo es un nuevo estilo de vida, distinto y superior a cualquier otro. Su distinción y superioridad esta dado en que es un modelo de vida sugerido por el creador de la vida, que como fuente de vida,  nos equipa para esa vida nueva.

1- La Biblia es nuestra única autoridad.

2 Timoteo 3:16  «La Biblia entera fue dada a nosotros a través de la  inspiración de Dios y es útil para  enseñarnos lo que es verdad y nos hace comprender lo que está equivocado en nuestras vidas. Nos endereza  y ayuda a que  hagamos lo que es correcto.» En la iglesia de Vueltas  hemos hecho nuestro el principio de que la Biblia es nuestra autoridad final. Y en élla puede confiarse. Siempre que hay una pregunta sobre qué hacer, nosotros sabemos dónde ir a encontrar la respuesta.  La Biblia.  La Palabra de Dios.  Puede confiarse como la autoridad de nuestras vidas. 

Ya que la palabra de Dios es la única autoridad verdadera y de la cual se puede depender, aceptamos la Biblia como nuestro manual para vivir. Practicamos la lectura bíblica diaria, el estudio bíblico, y la memorización de la Biblia. La Biblia es la base para todo lo que creemos.

2. El Señorío de Cristo:

Creemos que la suprema lealtad de cada creyente debe ser a Cristo. La voluntad de Jesucristo debe regir sobre cada cristiano. El Señorío de Cristo significa que Él es Señor de la iglesia. Ningún ministro, sacerdote, obispo, ni papa puede ejercer la autoridad de Cristo. “Toda potestad me es dad en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). La lealtad de cada creyente debe ser a Cristo antes que a credos, tradiciones o sistemas eclesiásticos.

“Dios puso todo bajo el mando de Cristo y lo escogió como máxima autoridad de todo para bien a la iglesia. Cristo llena todo con su presencia y en la iglesia se muestra todo lo que Él es” (Efesios 1:22-23, Palabra de Dios Para Todos)

El señorío de Cristo abarca también los valores morales. El suple la mayor necesidad del hombre e infunde en sus seguidores las más elevadas aspiraciones “Acerquémonos al Señor Jesús, quien es la piedra viviente que fue rechazada por los hombres, pero que fue escogida por Dios y es valiosa ante sus ojos. Ustedes también son como piedras vivientes que Dios utiliza para construir un templo espiritual” (1 Pedro 2:4-5 PDPT)

La única manera de vivir una autentica vida cristiana es a través del poder de Dios en nosotros. Procuramos una vida diaria dependiendo de Dios y su Espíritu para ayudarnos a hacer lo que es correcto: (Jesús dijo) “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de minada podéis hacer” (Juan 15:15)

El es fuente de nuestra vida, no solo para salvación, sino para cada día. Cada día al levantarse, UD debe conectarse, no en términos de salvación, pero si en términos de dependencia a Dios. Cuando UD intenta vivir su vida en su propia fuerza, esto lo llevara a la frustración y al agotamiento. Dios desea que convivamos con El. El es nuestra fuente de poder en la vida.

“Llénese del Espíritu Santo” (Efesio 5:18)

“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13)

3. Sacerdocio del creyente.

Esta es una doctrina históricamente nos viene como un legado de la reforma protestante llevada a cabo por Martín Lutero en la segunda década del siglo XVI, pero que está ampliamente enseñada en la Palabra de Dios. «…Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre.»  (Apocalipsis 1:6)  «Pero ustedes son pueblo escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las virtudes de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.» (1 Pedro 2:9)

Este principio contempla 2 realidades:

1. La competencia del alma en sus relaciones con Dios. Nosotros no necesitamos a alguien para interceder entre nosotros y Dios. Jesucristo hizo eso por su muerte y resurrección. Usted no necesita que otro ser humano interceda en su nombre delante de Dios. Nadie usa aquí ropa especial, un cuello especial o una túnica especial. Usted y yo somos sacerdotes ante Dios. Debido a eso todos tenemos acceso igual ante Dios.

2. Obediencia a Dios en la totalidad de su vida. La Biblia nos enseña que cada creyente es llamado para el servicio cristiano de “tiempo completo”, sin importar su vocación. Practicamos la verdad de que cada creyente es un ministro al instar a nuestros miembros a que encuentren un lugar de servicio y ministerio. Romanos 12:6-8 “Dios ha concedido a cada persona el don de realizar bien cierta tarea…”  Cada cristiano es parte del ministerio de la iglesia.  Cuando una persona se convierte y se une a la iglesia local se transforma en un ministro o siervo de Dios.  No existe el concepto de laicos y clero en el sentido del uso popular de estos términos.  La iglesia está formada por personas y en su conjunto es el ministro de Dios.  Dondequiera que vayan las personas, allí va la iglesia. Pero decir que todos son iguales en la vida de la iglesia, o que todos lo miembros de la iglesia son ministros del evangelio, no significa que todos tengan la misma función dentro de la iglesia

La iglesia es un compañerismo de creyentes.  Cada miembro tiene una relación personal  con la Cabeza de la iglesia.  En consecuencia, no existen jerarquías entre los cristianos.  Cada creyente está llamado a llevar a cabo el ministerio de la iglesia. 

4.  Autonomía y gobierno congregacional de la Iglesia local.

«…Cristo es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. El que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo.»   Colosenses 1:18 (VP)

Cristo y no una persona, grupo u organización religiosa, es la cabeza formal de la iglesia. Aunque reconocemos el valor de asociarnos y cooperar con otros grupos cristianos, creemos que cada iglesia local debe tener gobierno propio, y ser independiente de cualquier control denominacional. Instamos a la congregación a determinar su propia estrategia, estructura y estilo.

La iglesia se estableció como un cuerpo local, autónoma y organizada sobre principios democráticos. Es decir el poder eclesiástico se ejerce por cada iglesia local, reunida en una congregación, y las decisiones no son fiscalizadas por ningún otro organismo eclesiástico.

Es la congregación de miembros la que decide por mayoría los asuntos de interés general, o problemas que pudieran afectar a la iglesia en su integridad espiritual y que no están definidos o decididos en las Escrituras.

5.  Bautismo por Inmersión.

«Al ser bautizados, ustedes fueron sepultados con Cristo, y fueron también resucitados con él.» Colosenses 2:12 (VP)

Practicamos el Bautismo por inmersión en el agua, la manera en que Cristo fue bautizado y la manera que la Biblia manda. Sostenemos que el procedimiento correcto para el bautismo es la inmersión, y no la aspersión o el derramamiento de agua sobre la persona.  El procedimiento no sólo parece haber sido usado en el Nuevo Testamento, sino que, lo que es más importante, guarda una estrecha relación con la enseñanza sobre la participación del creyente en la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo a través del bautismo (Rom. 6:3, 4). 

Sostenemos que el bautismo es únicamente para creyentes. Consideramos que si la iglesia ha de estar conformada solamente por creyentes, el bautismo, como una manera de ingreso al cuerpo de Cristo, debe ser un acto realizado solamente por creyentes responsables.

6. Libertad de Conciencia.

La libertad es considerada, y con razón, como una de las mayores bendiciones. El cristiano siempre debe estar a favor de la libertad y, además, esforzarse en propagar esta doctrina donde quiera que se encuentre. Con orgullo sano se puede decir que hasta el día de hoy ningún bautista por convicción ha recomendado perseguir, afligir o castigar a otros por causa de sus doctrinas y prácticas religiosas. Muchas denominaciones y sectas escribieron a favor de la tolerancia, pero no a favor de la libertad religiosa completa.

¡La libertad, don del cielo! Dios ha querido que la libertad civil, la política y la religiosa no sean atropelladas. No es sorprendente, por tanto, que el texto sagrado diga: “…donde está el Espíritu del señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17). “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados.” (Gálatas 5:13)

De este principio emanan algunas verdades por las cuales vivir:

1. Libertad del alma para adorar a Dios. No se puede perseguir a nadie a consecuencia de sus principios. En el momento en que se intente hacerlo, se niega el ideal neotestamentario: “… la verdad os hará libres” (Juan 8:32) Para ser responsables ante Dios, el alma debe ser libre.

2. Independencia entre iglesia y estado. Jesucristo puso en alto su comprensión de este principio cuando dijo:  “… Dad, pues al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21) El estado y la iglesia son dos instituciones que figuran en los planes de Dios, pero en áreas separadas. Por tanto no debe haber conflictos entre ellas, sino que la una debe complementarse con la otra. Cuando uno pretende tomar el lugar o el papel de la otra, ocurren los problemas.

3. La tolerancia y la libertad religiosa no son iguales. La tolerancia quiere decir que una persona tiene el derecho y la autoridad de impedir que otro adore a Dios según quiera, pero que por un acto de generosidad se le permite que lo haga. Esto no lo dice la Biblia. La libertad religiosa en cambio, significa que cada ser humano puede expresar su fe en Dios en la forma que lo quiera. Uno es libre para expresar los pensamientos y los sentimientos del corazón. “La tolerancia es una concesión del hombre, pero la libertad es un don de Dios”. (James Giles)

4. Los cristianos siempre han de amar y luchar a favor de la libertad.

5. La libertad en Cristo es una libertad responsable. Esta libertad se practica dentro del contexto de la voluntad de Dios, de las necesidades de los demás y de las verdaderas necesidades propias. Mucho de lo que en la actualidad pasa por ser libertad, no es propiamente libertad sino solamente una especie de esclavitud. La libertad verdadera según Cristo, envuelve una disciplina voluntaria, que es agradable a Dios. La libertad cristiana no lo hace a uno libre para pecar, sino que lo capacita para andar y vivir el Espíritu.

6. Solo Dios  es Señor de la conciencia.  A El y solo a El cada hombre y mujer tendrán que dar cuenta. “Porque Dios traerá toda obra de juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14)

7.  Decir a Otros Acerca de Cristo.

“…Y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. (I Pedro 3:15) Es la responsabilidad de cada cristiano el compartir las Buenas Nuevas con aquellas personas con quienes Dios nos trae en contacto diariamente el compartir personalmente acerca de Cristo e invitar amigos a la iglesia. Creemos que cada creyente en Cristo, y cada iglesia, tienen la seria obligación de obedecer la Gran Comisión de Jesucristo (Mat. 28:18-20 y pasajes paralelos) procurando hacer discípulos a todas las personas y enseñándoles todo lo que Jesús ordenó.  La evangelización personal debiera ser una de las mayores pasiones del pueblo bautista.  Establecer iglesias en medio de todos los grupos humanos en todo el mundo es una de las metas de la evangelización.  El trabajo en favor de la justicia, la reconciliación y la paz es una parte fundamental de la misión de los bautistas.

Con el advenimiento del siglo XXI los bautistas se unen a todos los cristianos dispuestos a trabajar con el mismo fervor por el cumplimiento de la Gran Comisión, teniendo presentes las palabras de Jesús: “Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las razas, y luego vendrá el fin” (Mat. 24:14).  Juntos, mientras trabajamos en el poder del Espíritu Santo, esperamos anhelantes la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, la resurrección de los muertos, la consumación de todas las cosas y el reino eterno de Dios.

8.  Diezmos y Ofrendas.

«El diezmo de todo lo que produzco, pertenece al Señor.»   Levítico 27:30

En la Iglesia Bautista Betel de Vueltas practicamos el diezmar para el sustento del cuerpo de Cristo, la iglesia, como Dios manda.  La palabra diezmo significa diez por ciento. Es la manera cómo sostenemos esta iglesia. No la sostenemos a través del bingo o rifas o cualquier otro tipo de juegos como esos.   Sustentamos esta iglesia a través de los miembros que dan el diez por ciento de lo que ganan.  Nadie va ir a averiguarlo o comprobarlo.   Nadie va a tocar en su puerta, «Usted está atrasada tres meses. ¡Haga el favor de ponerse al corriente!»   ¡Nunca!   Eso es entre usted y Dios.  Nosotros sentimos que si le enseñamos lo que la Biblia dice, eso será asunto entre usted y Dios.   Es la responsabilidad de las personas que se comprometen a hacerse miembros aquí dar y apoyar el trabajo de la iglesia.